Primero fue Alderaan, muy duro, un planeta entero, con millones de almas, todo desaparecido en un instante. Uno se replantea las cosas, pero las mantiene dentro, frente a tus hombres no puedes permitirte dudar, tienes que ser una máscara pétrea de integridad y devoción al Emperador. Seguimos trabajando como si nada hubiera pasado, nuestro deber era entrenar, y mantener la seguridad del nuevo juguete del Emperador, la Estrella de la Muerte. Ocurrió entonces aquel asunto de la fuga. Una disidente rebelde, que se encontraba confinada en el bloque prisión, consiguió fugarse gracias a la ayuda de un pequeño comando rebelde que se infiltró en la estación a bordo de una nave supuestamente abandonada. Y todo ante las narices del mismísimo Vader, afortunadamente no sucedió durante mi turno… Era increíble, parecía que el universo estuviera equilibrando la terrible descompensación que supuso la destrucción de Alderaan.

Finalmente llegó la batalla de Yavin, donde aparentemente acabaríamos con las fuerzas enemigas para siempre. Me encontraba realizando una entrega de un cargamento, cuando sufrimos un ataque rebelde, la nave fue seriamente dañada, y acabamos con los huesos en el pequeño satélite de Yavin. Afortunadamente sobrevivimos una docena, pero desde allí presenciamos estupefactos la enorme bola de fuego en la que se convirtió la Estrella de la Muerte. Otra vez, miles de vidas desaparecían en un instante. Definitivamente el universo buscaba el equilibrio. ¿Quizás se referían a esto los sermones sobre la Fuerza que Lord Vader se empeñaba en difundir? Sea como fuere, finalmente Vader se encontró con la Fuerza, ni él mismo podría sobrevivir a esa explosión.

Tras esto, la moral de nuestro pequeño grupo de supervivientes, se desplomó, lo que, unido al asedio de las tropas rebeldes, redujo nuestro número drásticamente, al final sólo un pequeño grupo conseguimos escabullirnos en la noche y escapar de la matanza, ocultándonos en las verdes junglas que pueblan la luna. A partir de entonces, la jungla fue nuestra única enemiga, las bestias, las plantas y las enfermedades, causaron aún más bajas.

Al cabo de los meses, la actividad rebelde en la zona se redujo, la base fue desmantelada casi en su totalidad. Ésto nos dio la oportunidad que necesitábamos para poder robar una nave y escapar del sistema para siempre.

Durante esos meses llegué a la determinación de que no quería volver al ejército, pero tampoco quería saber nada de los rebeldes, me parecían las dos caras de una misma moneda. Así pues, tomé la decisión, de abandonar a mis compañeros cuando llegásemos a un espacio-puerto seguro.
Allí el Teniente Antares Kawh desapareció para dar paso a Hawk, Seartan Hawk.